| Humberto Ramírez Sánchez |  |
95 x 140 cm
“Ha calificado a la persona de a pié como quién carece de sofisticación, se arguye metafóricamente que es una actividad rudimentaria u ordinaria, pues si se compara con la idea de, en tiempos pasados, el jinete, éste venía con una implicación superior. Ahora el caballo tiene llantas y claxon. Parece que quien no es peatón en nuestros tiempos retoma el designio de anulación para el modo más simple de traslado.
El razonamiento anterior intenta situar a las personas en un momento en el que difícilmente se indaga sobre sí mismas en cualquier aspecto. Se toma el planteamiento de lo pedestre como algo banal y falto de imaginación frente a la arrolladora indumentaria maquinal de la ciudad y de su complejidad. Lo primario, lo estructural, delegado por los símbolos finales: la apariencia y la forma. Los vestigios como configuración de nuestras realidades son objetos preciados, museísticos, encerrados, carecen del dinamismo que distingue a la vida diaria y aún así la han construido.”